El 20
de mayo de 2018 se celebrará la elección presidencial en Venezuela. Esta
convocatoria del pueblo a las urnas será la ocasión de pedir a los ciudadanos
que hagan una elección sobre el futuro de su país, de la forma más soberana y
más democrática. El chavismo, conducido por Nicolás Maduro, afrontará cuatro
candidatos de oposición entre ellos Henri Falcón (1).
El ex
gobernador del Estado de Lara fue el director de campaña del candidato de
oposición Henrique Capriles Radonski en la última elección presidenciales de
2013. Con un 22% de intenciones de voto en los sondeos, es hoy el candidato de
oposición en la mejor posición para intentar arrebatar el ejecutivo al
presidente saliente. Nicolás Maduro, por su parte, ahora se acredita con un 52%
de las intenciones de voto (2). Situación improbable si se atiene a las
coberturas mediáticas dominantes pero que sigue siendo perfectamente racional
en el contexto venezolano, donde el chavismo conserva una fuerte base electoral.
Es por
lo tanto una elección crucial que se celebrará a finales de mayo, y que
permitirá a los venezolanos definir el rumbo político del país para los
próximos seis años. Nada muy original para un país que cuenta con 25 procesos
electorales distribuidos en los 19 años de Revolución Bolivariana. Salvo que
estas elecciones tendrán lugar en Venezuela, donde se desarrolla una terrible
guerra de cuarta generación, cuya batalla de la información es uno de los ejes
centrales.
Varias
operaciones psicológicas ya fueron puestas en práctica desde la llegada de Hugo
Chávez al poder. La última tuvo como objetivo lograr la aceptación en la
opinión pública internacional de un cambio de régimen por la fuerza tras la
elección de una Asamblea Constituyente, el 30 de julio de 2017. Ante la
increíble movilización de los electores venezolanos a favor del proyecto de
nueva constitución, este objetivo debió abortarse. Pero ha causado grandes
perjuicios, y la propaganda desplegada en ese momento consiguió hacer admitir
como verídicas toda una serie de matrices de opinión falsas. Es a partir de
este terreno fértil que el sistema mediático se prepara de nuevo para tratar de
hacernos aceptar como lógica una intervención antidemocrática contra el
gobierno de Venezuela.
Este
escenario no debe ser tomado a la ligera. Nunca la posibilidad de un ataque
militar había sido tan propicia como en la actualidad. El presidente de los
Estados Unidos, Donald Trump, no lo excluyó (3). Tras el fiasco de la
intervención en Siria, un derrocamiento del Gobierno bolivariano podría realzar
el prestigio militar de EE.UU en lo que considera como su feudo. A su vez,
también es un buen medio para Washington de probar la determinación rusa de
defender un mundo multipolar y de saber en cuántos teatros de operaciones el
Kremlin puede estar presente simultáneamente.
Ahora
le toca al sistema mediático convencer la opinión pública de la pertinencia de
una intervención. Hasta la próxima elección presidencial, asistiremos a un
acoso destinado por una parte a deslegitimar el alcance democrático del proceso
electoral, y por otra parte a crear en la opinión pública un dejar hacer en
caso de intervención extranjera.
Por
consiguiente debemos prepararnos para hacer frente a una operación psicológica
de gran amplitud que se basa en varias falsedades elaboradas desde hace años
contra el Gobierno bolivariano. Los medios dominantes así construyeron varias
matrices de opiniones que legitimaban cada una un pretexto para una
intervención contra el país de Bolívar.
Una
intervención para restablecer la democracia
En mayo de 2016, algunos meses después de
la victoria de la oposición en las elecciones legislativas, un proceso de
diálogo entre el chavismo y sus opositores comenzaron en República Dominicana
bajo los auspicios del ex presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez
Zapatero, del ex Presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández y el
ex Presidente de Panamá, Martin Torrijos. Esta serie de 150 reuniones tenía
como objetivo sacar al país política y pacíficamente de la crisis política
provocada por los intentos violentos de la oposición para derrocar al
presidente Maduro.
En enero de 2018, parecía haberse encontrado un
acuerdo con respecto a una vieja cantinela de EE.UU y sus aliados venezolanos:
la convocatoria a una elección presidencial anticipada (4). El acuerdo se
refería a las garantías electorales y la fecha de la elección, inicialmente
prevista para abril.
Sin embargo, como señala Jorge Rodríguez,
ministro de Comunicación y jefe de la Comisión de diálogo para el Gobierno,
«Todo estaba listo [para la firma del acuerdo] hasta el escritorio donde
debíamos hacer nuestras declaraciones oficiales. Y luego, en la tarde,
Julio Borges, el ex presidente de derecha de la Asamblea Nacional, recibió una
llamada telefónica de Colombia del ex secretario de Estado estadounidense, Rex
Tillerson (…) La oposición anunció que no firmaría el acuerdo. De regreso a
Caracas, José Luis Rodríguez Zapatero envió una carta a la oposición para
pedirle cuál era su alternativa puesto que se negaba a participar en una
elección presentando las garantías en las que ella misma había trabajado» (5).
La franja más radical de la oposición decidió entonces boicotear la elección
para hacer creer que Nicolás Maduro se presentaba solo en la carrera al Palacio
de Miraflores.
A pesar de que cuatro opositores se presenten
contra el Presidente saliente, este argumento se reprodujo ampliamente por el
sistema mediático para dejar creer a la opinión pública que el gobierno
bolivariano amaña las elecciones y organiza una parodia de democracia. Varios gobiernos
ya anunciaron que no reconocerán los resultados de la próxima elección
presidencial: EE.UU, los países latinoamericanos miembros del grupo de Lima
(6), así como el reino de España o la República Francesa. Pero lo que los
medios nunca muestran, es que las condiciones están perfectamente reunidas para
elecciones democráticas y transparentes.
En Venezuela, para evitar los fraudes, las
elecciones no son organizadas por el ejecutivo. La Constitución de 1999, que
reconoce la existencia de cinco poderes independientes - el ejecutivo, el
legislativo, el judicial, el moral y el poder electoral- deja a este último la
tarea de organizar los procesos electorales, en función de la Ley orgánica de
los procesos electorales. Este marco legal, adoptado en 2009, no se modificó
después. Permitió, en particular, la elección de Henrique Capriles como
gobernador del potente Estado de Miranda (por 2 veces), reconoció la elección
de Antonio Ledezma como Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas o
también la de Julio Borges como diputado a la Asamblea Nacional. Ninguno de los
representantes electos de la oposición nunca ha emitido una duda sobre el buen
desarrollo del sufragio que lo dio vencedor, y la propia oposición jamás ha
puesto en entredicho el marco legal de los procesos electorales. Cuando los
medios nos hablan de una elección ilegítima, ¿por qué no se refieren a la
legislación que encuadra el voto de los ciudadanos en vez de hacerse los
portavoces de una oposición poco democrática?
¿Cómo se vota en Venezuela? He aquí una buena
pregunta nunca abordada por el sistema mediático. Explicaciones: En primer
lugar, cada partido político tiene el derecho a postular sus partidarios como
asesores en los colegios electorales, así como una lista de observadores
nacionales e internacionales. A continuación, el Centro Nacional Electoral
(CNE) convoca, en presencia de todos los partidos, a una auditoría previa del
programa informático utilizado para la recolección de datos. Observadores de
cada partido político seguirán el proceso electoral desde la sede del CNE y
también desde la empresa de telecomunicación encargada de la transmisión de los
datos. Cada etapa debe ser aprobada por todos los participantes. Y de hecho,
hasta ahora siempre lo ha sido.
Por lo que respecta al voto (7), Venezuela
utiliza un doble sistema electrónico y manual. Cuando uno entra en el colegio
electoral, se identifica mediante su tarjeta de identidad y de una máquina de
reconocimiento de huellas digitales. Es pues imposible votar dos veces. A
continuación se escoge su candidato en una máquina que pide confirmación del
voto. Una vez confirmado, lo maquina emite un tiquete con el nombre del
candidato, que el elector coloca en un sobre y deposita en una urna. Para
terminar, después de haber firmado el registro electoral, empapa su dedo
pequeño en tinta indeleble para garantizarse una segunda vez que no repetirá su
voto. La noche de los resultados, el CNE procederá a una auditoría donde se
sortearán, delante de los responsables de los distintos partidos, los colegios
electorales donde se verificará el resultado electrónico. Se trata entonces de
comparar los resultados obtenidos en la urna tras el conteo final con el
resultado electrónico. Nunca fue detectado un error durante los múltiples
procesos electorales.
Cuando el mal perdedor, Capriles Radonski
impugnó la elección de Nicolas Maduro en 2013, el CNE abrió 100% de las urnas
para compararlas con el resultado electrónico que daba un corto margen del
1,49%. Después de haber hecho abatir 11 chavistas por sus partidarios y haber
puesto el país a fuego y sangre durante varias semanas, Capriles Radonski tuvo
que reconocer su derrota (8).
Estas garantías para blindar el resultado
condujo al ex presidente estadounidense Jimmy Carter a definir el sistema
electoral venezolano como «el mejor del mundo» (9). Son los mismos
procedimientos que definirán el voto de la elección presidencial del 20 de mayo
de 2018.
«Olvidando» sistemáticamente presentar el
funcionamiento del sistema electoral venezolano, los medios nos toman como
blanco. Estas omisiones cuando dejan lugar a verdaderas campañas de propaganda
son criminales. Como todo parece indicar que Nicolás Maduro debería ganar la
próxima elección (10), el no reconocimiento del carácter democrático de esta
elección por los medios tiene como objetivo legitimar una intervención
extranjera « para restablecer la democracia» como fue el caso en Haití o Serbia.
Una
intervención contra un Estado canalla (Rogue State) o fallido (Failed State)
La palabra fue pronunciada varias veces por el
vicepresidente de los Estados Unidos (11). El Estado venezolano seria
fallido o incluso un Estado canalla.
Según los servicios de propaganda
estadounidenses y sus correas de transmisión mediáticas, Venezuela ya no contaría
con un sistema institucional que funcione sino que dependería de la buena
voluntad de un dictador y de una milicia que garantizaría su protección y su
permanencia en el poder. El año 2017 dio lugar a varias construcciones
mediáticas en torno a este tema. Reanudemos la cronología de los
acontecimientos para no ser víctima de los bombardeos mediáticos sobre este
delicado tema.
Tras la elección legislativa de 2015, en la que
la oposición ganó 112 de los 167 escaños, una denuncia por fraude fue
presentada en tres circunscripciones. Tal medida no es exclusiva de Venezuela,
es un procedimiento similar que fue iniciado contra el ex primer ministro
francés Manuel Valls, cuya elección como diputado despertó sospechas de fraude
electoral (12).
Después de la investigación, la elección de
estos diputados del Estado de Amazonas fue invalidada por el tribunal electoral
que convocó de nuevo a los ciudadanos a las urnas en estas tres
circunscripciones. Prefiriendo el enfrentamiento a la libre elección
democrática, el entonces presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup
tomó la decisión de no respetar la sentencia del poder electoral. Como lo
estipula la Constitución, fue el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que falló y
declaró la Asamblea Nacional en situación de desacato judicial mientras la
elección de los tres diputados no tuviera lugar. Por lo tanto, todas las
decisiones de la Asamblea Nacional fueron consideradas nulas por el TSJ
mientras persistiera esta situación. Esta tensión institucional afectó a los poderes
legislativo, judicial y electoral. Es
incluso suficientemente simbólica por la vivacidad y el buen funcionamiento de
las instituciones venezolanas que no permiten ni vacío jurídico ni falta de
poder. Y donde el hilo constitucional nunca ha sido roto. Cabe señalar que en
esta confrontación, el ejecutivo no pudo tomar ninguna decisión.
A pesar de ello, los medios internacionales
propagaron la idea de que las instituciones no funcionaban en Venezuela y que
el presidente Maduro había acaparado todos los poderes silenciando una Asamblea
contradictoria. Este conflicto jurídico se duplicará rápidamente con un intento
de golpe de Estado fallido. De marzo a julio de 2017, violentos enfrentamientos
entre grupos armados y fuerzas del orden dejaran más de 142 muertos y más de
800 heridos. Inmediatamente, una campaña mediática se puso en movimiento para
atribuirle al gobierno bolivariano la totalidad de las muertes ocurridas. Tras
la investigación, se reveló que cerca del 70% de las muertes son imputables de
manera directa o indirecta a los grupos de choque de la oposición (13).
La elección de la Asamblea Constituyente y las
elecciones locales posteriores permitieron un retorno a la calma, pero la
propaganda de los medios ha hecho su camino y la idea de un Estado fallido,
donde las instituciones ya no funcionan aró los espíritus, manipulados por las
empresas de comunicación. Es desde esta perspectiva que es necesario comprender
el reciente show mediático montado por la oposición para juzgar y detener el
presidente Maduro (14).
Un nuevo «Tribunal Supremo de Justicia en el
exilio» designado por una Asamblea Nacional, cuyas decisiones se consideran
nulas decidió, basándose en la demanda de la antigua fiscal de la República
Luisa Ortega, destituida y buscada por la justicia por corrupción (15), de
proceder al enjuiciamiento del presidente venezolano por corrupción, y
solicitar su captura por Interpol. La Asamblea Nacional aprobó posteriormente
la solicitud de esta judicatura ficticia, y Luisa Ortega «ordenó» a las Fuerzas
Armadas de capturar el presidente.
De la misma manera, y sin ninguna prueba,
Venezuela está acusada de ser una «narco-dictadura», premisa necesaria para ser
calificada de Estado canalla. En 2015, el diputado chavista Diosdado Cabello y
un grupo de militares fueron acusados, sin ninguna prueba tangible, de
pertenecer al misterioso Cartel de los Soles (16). La acusación sólo se basaba
en los testimonios de antiguos miembros de la administración venezolana
«refugiados» en los Estados Unidos después de haber sido acusados por la
justicia de su país por corrupción. Pero el sistema mediático se desbocó. Los
grandes grupos de comunicación comenzaron a construir una «verdad» por un
astucioso sistema de triangulación de la información. Por ejemplo, el Washington
Post citaba como prueba un artículo del diario español ABC, que luego iba a ser
retomado por el Wall Street Journal, luego por los diarios colombianos, quienes
a su vez invocaban los artículos de sus colegas europeos, y así sucesivamente.
El único problema, la ausencia manifiesta de pruebas. Las últimas noticias,
tres años después de este caso las pruebas están clasificadas en la misma
carpeta que aquellas sobre las armas de destrucción masiva iraquíes o sobre las
armas químicas sirias.
Qué más da, la idea germinó en la opinión
pública para la cual Venezuela bolivariana, a pesar de sus esfuerzos en la
lucha anti droga, ahora se asocia al narcotráfico. Esta matriz del narco
-Estado fue reforzada por el arresto por la DEA, de dos miembros de la familia
de la esposa del presidente Maduro, acusados de tráfico de cocaína. Una vez
más, ninguna prueba conectaba esta detención a una operación ilegal organizada
desde las altas esferas del Estado.
Que importa, para el sistema mediático,
Venezuela se convirtió en una «narcodictadura» (17). Esta precipitación del
tribunal mediático es tan asombrosa como selectiva. El mismo año, los hijos del
presidente de Surinam y de un ex presidente de Mauritania fueron detenidos y
condenados por tráfico de drogas (18). Sin embargo, ningún medio utilizó estos
sucesos para transformar los dos países mencionados en narco-Estados.
No permitamos que nos engañen por las fake news (falsinoticias)
de los medios dominantes. El relato mediático encaminado a transformar
Venezuela en Estado fallido o en Estado canalla sólo tiene un objetivo:
justificar una intervención extranjera como fue el caso en la operación Causa Justa*
en Panamá, o en las destrucciones de Afganistán o Libia.
Una
intervención «humanitaria»
Al
margen de la VIII cumbre de las Américas, el vicepresidente estadounidense Mike
Pence se reunió con miembros de la franja más extrema de la oposición
venezolana. Durante la reunión, uno de los políticos presentes, Antonio
Ledezma, que había llamado algunas semanas antes la comunidad internacional «a
derrocar a Maduro» (19), declaró: «más que ayuda humanitaria, lo que
necesitamos es una intervención humanitaria» (20). Más claro imposible.
Esta declaración se inscribe como punto
culminante de la estrategia de guerra económica desplegada contra el pueblo
venezolano y cuyo propósito, como en el caso del Chile de Allende, es « hacer
chillar la economía venezolana» (21). Especulación contra el bolívar, la moneda
nacional, contrabando de extracción de los productos de primera necesidad,
saqueo de la gasolina, tráfico de billetes de banco venezolanos, reducción de
la nota de solvencia de Venezuela a pesar del pago de su deuda, todos los
medios son buenos para asfixiar la economía del país y podrir la vida de los ciudadanos.
A esto se añade un feroz bloqueo económico y
financiero por parte de EE.UU y sus aliados. Establecido bajo Obama, ha sido
reforzado por el presidente Donald Trump. Como lo señala la economista
Pascualina Curcio (22), un 64% del total de las importaciones de medicamentos y
el 82% de los alimentos importados por Venezuela provienen de los Estados
Unidos o de países europeos y latinoamericanos alineados a la política de
Washington y en su voluntad de penalizar a las empresas que comercian con entidades
públicas venezolanas. Es un acto criminal encaminado a fabricar la miseria para
justificar una intervención humanitaria, terminología hoy famosa para cubrir
los horrores de una guerra, como en Somalia o Kosovo
Ahogados por esta guerra económica, cientos de
miles de venezolanos decidieron emigrar a los países de la región o a los
Estados Unidos (23). Este proceso migratorio se convirtió en un pretexto para
atacar al gobierno y despertar el espectro de una intervención humanitaria. Qué
más da que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación no considere reales problemas de malnutrición en Venezuela en
su último informe 2017 (24), qué más da que Alfred De Zayas, experto
independiente de las Naciones Unidas para la promoción de un orden
internacional democrático y equitativo, haya declarado: “He comparado las
estadísticas de Venezuela con las de otros países, y no hay una crisis
humanitaria. Sí, hay problemas de abastecimiento y escasez pero para quienes
hemos trabajado decenas de años para las Naciones Unidas y que conocemos la
situación de países de Asia, África, e incluso de las Américas, sabemos que la
situación en Venezuela no constituye en modo alguno una crisis” (25). El
tema de la crisis humanitaria va ser alimentado por toda una serie de ONG con
objetividad dudosa (26) y retomado por todo el sistema mediático mundial para
legitimar el oxímoron de una intervención militar «con fines humanitarios».
Justificándose por la crisis económica de su
vecino, el gobierno brasileño ordenó un despliegue militar en la frontera con
Venezuela (27). Colombia, por su parte, decidió construir campamentos para
refugiados en las ciudades fronterizas. El presidente colombiano Juan Manuel
Santos envió incluso miembros de su gobierno… a Ankara, para aprender de la
gestión por la administración turca de la afluencia de refugiados sirios que
huyen de la guerra en su país (28).
Si no se trata de negar la magnitud del proceso
migratorio de los venezolanos, afectados por las consecuencias del bloqueo y la
guerra económica, la reacción de los países vecinos y de la administración
estadounidense nos parece indicar que estamos más cerca de preparativos de
guerra que de una simple gestión migratoria. A título de contraejemplo, cuando,
a comienzos del siglo XXI, un 15% de los ecuatorianos tuvieron que huir de la
miseria en la cual las políticas neoliberales los habían sumido, ningún Estado
pensó a exigir una «intervención humanitaria» en Ecuador. ¿Y qué decir de
Grecia donde la mitad de la población vive fuera de las fronteras de la
República Helénica? ¿Existirían unos medios coherentes para pedir el bombardeo
de Atenas?
Poner nuestros
cerebros en estado de alerta
La situación actual en Venezuela es explosiva. A medida que se acercan las elecciones presidenciales, y la
probable victoria de Nicolas Maduro, la presión mediática va a intensificarse.
Este desbocamiento se realizará a las cuatro esquinas del planeta, al mismo
tiempo, con los mismos argumentos, y sobre todo con las mismas fuentes de
información. Éstas proceden o de ONG financiadas por los Estados Unidos, o por
el prisma de la triangulación de una información nunca comprobada. El
desencadenamiento de fake newsque se anuncia en la elección presidencial en Venezuela – que,
recordémoslo, no será reconocida por ciertos países- tendrá por objetivo
provocar un choque en la opinión pública, y así impedir toda manifestación de
solidaridad contra las medidas punitivas que les seguirán. Paradójicamente, los
que se atreverán a poner en duda la doxa mediática entonces serán linchados en
nombre de la democracia y la libertad de expresión.
Debemos negarnos a que nuestro cerebro sea
tomado como blanco por los ataques y los misiles mediáticos. Defender Venezuela
en la tormenta programada, no es solamente afirmar nuestra adhesión con los
principios de respeto de la soberanía democrática y de la no injerencia; es
también rebelarse contra los atentados a nuestra integridad mental, no aceptar
ser cómplice del conflicto anunciado y reafirmar nuestro derecho a ser informados
de manera honesta y equilibrada.
Traducido del francés por
Maria Piedad Ossaba.
Notas:
(1) “¿Quiénes son los candidatos a las
presidenciales en Venezuela?”, Telesur,
08/03/2018, https://www.telesurtv.net/news/venezuela-cne-cinco-candidatos-elecciones-presidenciales-20180307-0045.html
(2) “Hinterlaces: 52% de los venezolanos votarán
por Maduro en presidenciales”, Últimas
Noticias, 15/04/2018, http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/politica/hinterlaces-52-los-venezolanos-votaran-maduro-presidenciales/
(3) “Donald Trump no descarta la opción militar
contra Venezuela”, Cubadebate,
12/08/2017, http://www.cubadebate.cu/noticias/2017/08/12/donald-trump-no-descarta-la-opcion-militar-contra-venezuela/#.WtelCS_pM9c
(4) Ver por ejemplo en 2016: “Oposición pide
elecciones anticipadas en Venezuela”, El
Nuevo Diario, 04/11/2016, https://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/409260-oposicion-pide-elecciones-anticipadas-venezuela/ y
en enero de 2017: “Oposición convoca a marcha para exigir elecciones
anticipadas”, Última Hora,
18/01/2017, http://ultimahoradigital.com/2017/01/oposicion-convoca-a-marcha-para-exigir-elecciones-anticipadas/ o
en abril 2017, el pedido fue hecho por Julio Borges en nombre de la Asamblea
Nacional : “Mayoría opositora de la Asamblea Nacional de Venezuela exige
elecciones presidenciales anticipadas y "clausura" el diálogo con el
gobierno de Maduro”, BBC Mundo,
27/04/2017, http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-39739963
(5) Cathy Dos Santos, “Venezuela. «Il faut
diversifier notre économie sans toucher au social »”, L´Humanité, 03/04/2018, https://www.humanite.fr/venezuela-il-faut-diversifier-notre-economie-sans-toucher-au-social-652993
(6) Fundado por los gobiernos de derecha de
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México,
Panamá, Paraguay y Perú, el Grupo de Lima es un grupo de presión diplomático
regional contra la Revolución Bolivariana.
(7) El autor de estas líneas ya ha participado
en procesos electorales en Venezuela como votante.
(8) Sobre este episodio trágico ver Romain
Migus, “Noche de Cristal en Venezuela” Venezuela
en Vivo, 17/04/2013, http://www.romainmigus.com/2013/05/noche-de-cristal-en-venezuela.html/ http://www.es.lapluma.net/index.php/articulos/opinion/4745-noche-de-cristal-en-venezuela.html
(9) “Jimmy Carter: "El sistema electoral
venezolano es el mejor del mundo", RT,
20/09/2012, https://actualidad.rt.com/actualidad/view/54145-jimmy-carter-sistema-electoral-venezolano-mejor-mundo
(10) José Vicente Rangel, “La suerte está
echada”, Últimas Noticias,
16/04/2018, http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/espejo-jose-vicente-rangel-la-suerte-esta-echada/
(11) “Mike Pence: “Venezuela es un Estado
fallido”, El Nacional, 14/04/2018, http://www.el-nacional.com/noticias/latinoamerica/mike-pence-venezuela-estado-fallido_230996
(12) La elección de Manuel Valls finalmente fue
validada por el Consejo Constitucional.
(13) “Informe de Red de Apoyo demuestra que más
del 50% de los 142 fallecidos en guarimbas de 2017 no participaban en
manifestaciones”, Alba Ciudad,
05/02/2018, http://albaciudad.org/2018/02/comision-de-la-verdad-informe-red-de-apoyo-142-muertos-guarimbas-2017/
(14) “Por qué el "antejuicio" al
presidente Maduro no tiene legitimidad jurídica”, Misión
Verdad, 17/04/2018, http://misionverdad.com/La-guerra-en-venezuela/por-que-el-antejuicio-al-presidente-maduro-no-tiene-legitimidad-juridica
(15) “¿Por qué suspenden como fiscal de
Venezuela a Luisa Ortega?”, Telesur,
05/08/2018, https://www.telesurtv.net/news/Por-que-suspenden-como-fiscal-de-Venezuela-a-Luisa-Ortega-20170805-0027.html o
“Luisa Ortega Díaz coopera con el FBI para criminalizar a Venezuela”, Misión Verdad, 31/10/2017, http://misionverdad.com/LA-GUERRA-EN-VENEZUELA/luisa-ortega-diaz-informante-del-gobierno-estadounidense-para-criminalizar-a
(16) Ver Fernando Casado, El nuevo invento para atacar a Venezuela: El
Cartel de los Soles, 01/06/2015, http://www.rebelion.org/docs/200755.pdf
(17) Una búsqueda de los términos “narcodictadura”
o “narcorégimen” en Google trae resultados sorprendentes. Estos términos fueron
introducidos en los medios después de una gira política de líderes de la
oposición. Varios medios españoles, colombianos, guatemaltecos, argentinos o
ecuatorianos se hicieron el eco de esta fórmula utilizada por Miguel Henrique
Otero en unas entrevistas (esta persona es el dueño de un periódico venezolano
de oposición) en 2017. Un año después, mientras la “narcodictadura” cayó en el
olvido mediático, fue Antonio Ledezma que rehabilitó el termino en los medios.
Ninguna cobertura mediática que acusa a Venezuela de ser una “narcodictadura”
ha podido presentar ningunas pruebas serias sobre estas acusaciones.
(18) “Etats-Unis: le fils du président du
Suriname lourdement condamné” RFI,
12/03/2015, http://www.rfi.fr/ameriques/20150312-etats-unis-fils-president-suriname-lourdement-condamne-desi-bouterse-dino et
“Trafic de drogue en Mauritanie : onze personnes incarcérées dont le fils d’un
ex-président”, Jeune Afrique, 05/02/2016, http://www.jeuneafrique.com/depeches/300279/societe/trafic-de-drogue-mauritanie-onze-personnes-incarcerees-dont-fils-dun-ex-president/
(19) Ver el video de la intervención de Antonio
Ledezma en https://www.voanoticias.com/a/antonio-ledezma-reunion-vicepresidente-mike-pence-cumbre-americas/4347460.html#player-set-time=0.00001
(20) Patrick Saint Paul, “Antonio Ledezma : «Il
faut une intervention pour renverser Maduro»”, Le
Figaro, 23/02/2018, http://www.lefigaro.fr/international/2018/02/23/01003-20180223ARTFIG00339-antonio-ledezma-il-faut-une-intervention-pour-renverser-maduro.php
(21) Documentos desclasificados de Estados
Unidos desvelaron que el ex presidente de este país, Richard Nixon (1969-74)
había pedido a su administración de “hacer chillar la economía chilena” con el
objetivo de derrocar al presidente socialista Salvador Allende. (“to make the economy scream” to prevent Allende from
coming to power or to unseat him.”)
(22) Pacualina Curso, “Sanciones”, Últimas Noticias, 01/04/2018, http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/sanciones/
(23) Las cifras de la emigración venezolana
traen intensos debates y especulaciones por parte de numerosas ONG. Sobre este
tema ver: Falacias e imprecisiones
sobre la migración venezolana, Misión
Verdad, 02/03/2018, http://misionverdad.com/LA-GUERRA-EN-VENEZUELa/falacias-e-imprecisiones-sobre-la-migracion-venezolana
(24) Organización de las Naciones Unidas para la
alimentación y la agricultura, “El estado de la seguridad alimentaria y la
nutrición en el mundo 2017” http://www.fao.org/3/a-I7695s.pdf
(25) “No hay crisis humanitaria en Venezuela,
dice experto de ONU”, Telesur,
20/02/2018, https://www.telesurtv.net/news/Experto-ONU-Alfred-de-Zayas-Venezuela--20180220-0053.html
(26) Sobre este tema ver Maurice Lemoine,
“Bonnes et mauvaises victimes au Venezuela”, Le
Grand Soir, 18/02/2016, https://www.legrandsoir.info/bonnes-et-mauvaises-victimes-au-venezuela.html,
o Romain Migus et Eva Golinger, La
Telaraña Imperial, Caracas, ed. CESE, 2008. Disponible en http://www.romainmigus.com/2013/06/la-telarana-imperial.html
(27) “Éxodo de venezolanos obliga movilización
militar en fronteras de Brasil, Colombia y Guyana”, Yahoo
noticias, 12/02/2018, https://es.noticias.yahoo.com/exodo-de-venezolanos-obliga-movilizacion-militar-en-fronteras-de-brasil-colombia-y-guyana-142004472.html
(28) Mariana Escobar Roldán, “Colombia alista
campos de refugiados para venezolanos”, 28/08/2018, El
Colombiano, http://www.elcolombiano.com/colombia/colombia-alista-campos-de-refugiados-para-venezolanos-EN7186336
N de la T:
* Operación Causa Justa: La Invasión
estadounidense de Panamá de 1989 fue un operativo militar del
ejército de EE.UU llevado a cabo entre el miércoles 20 de diciembre de 1989 y
el 31 de enero de 1990 cuyo objetivo era el de capturar al general Manuel
Antonio Noriega, gobernante de Panamá, quien era requerido por la justicia
estadounidense acusado del delito de narcotráfico, como también neutralizar las
Fuerzas de Defensa de Panamá. El operativo fue denominado Operation Just Cause (Operación
Causa Justa) por el comando militar de Estados Unidos, y dejó aproximadamente
un saldo de 3.000 muertos.
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