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martes, 24 de octubre de 2017

MUERTE DE JOSE PEDRO VARELA

   



Un 24 de Octubre de 1879 muere el reformador más importante de nuestro país; José Pedro Varela a la corta edad de 34 años (no a los 33 años como algunos dicen comparándolo con Cristo). Algunas personas encuentran en su muerte el reconocimiento, muchas veces no inmediato sino que su figura se agiganta con el paso del tiempo. Así ha pasado con él, en una vida plagada de acciones y tormentos.
José Pedro Varela fue repudiado durante todo el período en que realizó su famosa reforma educativa, muy pocos lo aplaudieron, más bien lo combatieron duramente.
¿Cuáles fueron las razones de tanto odio?
Su nombre verdadero era Pedro José Varela y él invirtió sus nombres por una razón muy sencilla; no quería que lo confundieran con el Presidente Pedro Varela, antecesor de Latorre y que fue un desastre, corrupto y salió disparando de la Presidencia por una azotea al mejor estilo De la Rúa en Argentina.
Varela estaba desde el punto de vista político identificado con “Los Principistas”, que eran doctores, intelectuales, universitarios, opuestos al caudillismo primero y luego a lo que ellos denominaron “los candomeros” de manera despectiva, la chusma, la plebe, que no pensaba y era gran responsable de los males de la República. El país estaba absolutamente dividido entre estas 2 concepciones; doctores vs caudillos, que luego se transformó en Principistas vs Candomberos.
En 1875 ocurre una de las crisis económicas más brutales del país, en ese contexto aparece la dictadura de Lorenzo Latorre, el poder militar sustituye a las facciones que tenía dividida a la sociedad. Políticamente Latorre toma distancia de ambas facciones.
El dictador sin embargo le propone a Jose Pedro Varela el cargo de Director de Instrucción (una especie de Ministro de Educación y Cutura actual) con las manos libres para hacer lo que el pensaba, que lo había manifestado en su famoso libro “La Educación del Pueblo”.
Dos años atrás Latorre había sofocado la llamada Revolución Tricolor, llevada adelante por los Principistas, en donde todos sus dirigentes fueron ajusticiados, degollados y algunos que escaparon se exiliaron en Buenos Aires.
En ese contexto Varela tuvo que decidir…..la decisión mas dura de su vida. Trabajar para un dictador que había matado y exiliado a sus amigos o aprovechar la oportunidad que se le brindaba para aplicar todas las ideas de avanzada que tenía en torno a la educación. Ya sabemos que optó, eso le valió el odio y el repudio de todos sus amigos y círculos cercanos.
Su decisión fue como que el Gral Líber Seregni hubiese salido de la cárcel amnistiado para trabajar para la dictadura de entonces para poner un símil.
Se decía en esos tiempos sus pocas personas cercanas “ La reprobación [hacia Varela] fue haciéndose más general y más viva a medida que la dictadura se alargaba y que se caracterizaba por actos que lastimaban cruelmente el sentimiento popular. Perdió entonces no solamente las amistades que se habían entibiado con motivo de La Legislación Escolar sino también otras, entre las cuales se cuentan las que más íntimas le habían sido desde largos años. Se encontraban con él en la calle, y no le saludaban; subían a la tribuna en parajes públicos y le maldecían como a tránsfuga en nombre del patriotismo y de la moral pública. Varela pasó entonces por los días más amargos de su vida; tanto más dolorosos, cuanto no se le reconocía ni la inocencia de los móviles”.
Varela además en su reforma se ganó nuevos y poderosos enemigos. La Iglesia por ejemplo que dominaba la educación hasta ese momento, muchos padres por “obligar” a mandar a sus hijos a la escuela, otros educadores de la época por su autosuficiencia y podríamos seguir.
En 1870 el 80% de la población era analfabeta, en 1910 pasó al 38%. Sus pilares Universalidad, Gratuidad, Obligatoriedad y Laicidad son vacas sagradas en el Uruguay que han permanecido inmutables en el tiempo como parte de nuestro orgullo nacional.
Ante sus detractores que lo acusaban les dijo “No se puede combatir con más seguridad la dictadura que transformando las condiciones intelectuales y morales del pueblo, ni pueden transformarse estas condiciones por otro medio que por la escuela. (...) No exterminaré la dictadura de hoy, que tampoco exterminará el pueblo, pero sí, concluiré con las dictaduras del porvenir”
Murió y tuvo que pasar el tiempo para ver la dimensión de su obra. Cada uno podra juzgarlo.

Gerardo Gadea
Ruben Suarez-Conaicop








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